sábado, 4 de junio de 2011

El centroizquierda arrasa en Milán y Nápoles - El País - 2011

El centroizquierda arrasa en Milán y Nápoles
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, encaja una histórica derrota en la segunda vuelta de las elecciones municipales
MIGUEL MORA Milán 30/05/2011

Un largo ciclo político empieza a morir en Italia. Las urnas han hablado, y el mensaje es un tsunami de esperanza y cambio democrático que deja seriamente tocado a Silvio Berlusconi. Un centro izquierda más plural y esta vez realmente de izquierda, sostenido en bloque por la oposición a la alianza de Gobierno que lidera desde hace una década el país, obtiene un triunfo de alcance histórico en las elecciones municipales.
La victoria por casi once puntos de Giuliano Pisapia en Milán, cuna del berlusconismo y de la Liga Norte, en manos de la derecha desde 1994, fue la guinda a una jornada demoledora para la coalición de Gobierno. La onda de rechazo viajó de norte a sur, y los candidatos de Berlusconi sucumbieron en Nápoles (por 30 puntos), Cagliari (por 20), Trieste e incluso Novara, un feudo histórico de la Liga, que retrocede en toda la llanura padana.
La fiesta naranja en las calles de Milán fue una explosión de euforia y emoción. Pese a los buenos resultados del primer turno, muchos milaneses dudaban que fuera posible derrotar a Berlusconi en casa. Desde 2006, el magnate y político no perdía una contienda electoral. Nada más cerrar las urnas, miles de personas, la mayoría jóvenes y mujeres, ocuparon la plaza del Duomo con banderas, globos y camisetas naranjas; y unas 800 personas llegaron hasta el teatro Puccini para recibir al nuevo alcalde, Giuliano Pisapia.
Emanuele Vitali, de 20 años, milanés, daba saltos de alegría en la puerta del teatro junto a dos amigos: "Es un viento nuevo para la ciudad y para el país", decía. "Es aire limpio para respirar, es el futuro. Aquí nació el berlusconismo y aquí tenía que morir. Pasó con Mussolini y ha pasado con él también". Su amigo Riccardo Brezza, también de 20 años y también estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Milán, coincidía en que la derrota de Letizia Moratti era sobre todo un mensaje de su ciudad al primer ministro: "Quiso ser el candidato y ha perdido. Ahora debe irse a casa. Dígaselo a los españoles, hay una enorme masa de italianos que no quiere a Berlusconi".
Pisapia mantuvo la elegancia y la templanza en la victoria. Sin abandonar el tono irónico saludó a los suyos con un homenaje a la resistencia antifascista: "Hemos liberado Milán. Ahora pensaremos en el bien común, en la acogida, en los jóvenes precarios. La ciudad volverá a ser afectuosa con todos como lo fue durante la Resistencia", afirmó mientras los suyos entonaban el Bella Ciao.
La sorpresa Pisapia
La victoria del abogado penalista de 62 años, más que una conquista de una parte política sobre otra, se puede leer como una cuestión de estilo y de principios. Moratti perdió 75.000 votos respecto a 2006. Muchos son ciudadanos indignados con la propaganda, la chabacanería y la mala política. Pisapia partió de la nada con una lista cívica apoyada por Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), el partidito de Nichi Vendola (gobernador de Apulia, sur del país); ganó las primarias al candidato oficial del Partido Democrático, y ayer mejoró siete puntos su hazaña del primer turno: 55,1% frente al 44,9% de Letizia Moratti.
La participación en Milán fue muy similar a la de hace dos semanas, un 69%, y los datos indicaban que Pisapia hizo de nuevo pleno en los nueve distritos. Una propuesta de cambio, de concreción y tolerancia (hacia los extranjeros, los gitanos, los musulmanes, los gais) aglutinó a la clase obrera con la burguesía industrial, a los jóvenes con los pensionistas. Aunque el alcalde saliente es una mujer, el elemento femenino pareció también tener peso. Pisapia ha prometido que su junta tendrá un 50% de mujeres. Y muchas milanesas se han sentido humilladas por la fama mundial del bunga bunga. "Estamos cansadas de ser maltratadas y de tanta vulgaridad", comentaba Lara Graziani, de 43 años.
Aunque en Milán gana 35.000 votos respecto a 2006, la Liga salió con la cabeza gacha. Tras recurrir al miedo y denigrar a Pisapia como un extremista y un fan de Al Qaeda, la formación xenófoba cosechó, sola o con su socio, un fracaso claro: perdió una decena de pequeñas y medianas ciudades lombardas donde era hegemónica, incluida Novara, y se dejó arrebatar la provincia de Pavía. "Ha sido una paliza", declaró Roberto Maroni el ministro del Interior.
El castigo al Gobierno se extendió por todo el país. En Cagliari el vendoliano Massimo Zedda, de 35 años, otro outsider de las primarias, cerró por casi 20 puntos una larga historia de alcaldes del centro derecha; lo mismo, en menor medida, pasó en Trieste. Pero el resultado más elocuente fue el de Nápoles, la ciudad martirizada por la Camorra y la basura, que lanzó un grito por la legalidad al coronar con el 65% de los votos al ex juez Luigi De Magistris. El candidato de Italia de los Valores, el grupo que lidera Antonio di Pietro, coincidió con Pisapia: "Nápoles ha sido liberada. De la basura, de la ilegalidad y de la política cómplice".

Lula como modelo - Alfredo Barnechea - Diario Correo - 2010

La derecha manejaba bien la economía. La izquierda, y la centroizquierda, administraban el despilfarro.Este era el lugar común. Pero, por un lado, la crisis internacional mostró que los mercados, sin regulación, se convertían en casinos. Por otro, gobiernos como el de Lula han sido, como lo ha reconocido esta semana Alan Beattie, el editor económico internacional del Financial Times, "un ejemplo exitoso de socialdemocracia en América latina".Cuando Lula llegó al poder el 2002, los mercados estaban en pánico y castigaban cualquier inversión en Brasil. El Fondo Monetario había prestado 30 mil millones de dólares para tratar de calmar ese desorden. Lula hizo lo que no se esperaba: decidió un superávit fiscal de 4,25 por ciento, mucho más de lo que el FMI reclamaba.Desde entonces, su gobierno ha sido una mezcla de ortodoxia fiscal, apertura global, crecimiento como consecuencia, pero todo eso acompañado de programas igualmente exitosos contra la pobreza como Hambre Cero y Bolsa Familia.Así, ocho años después, Brasil es parte de los BRICs y un jugador político global, a veces controversialmente como en su actuación en Irán, pero que está allí para quedarse.En 1942, Stefan Zweig, refugiado en Petrópolis, donde se suicidaría muy poco después, publicó un librito famoso: Brasil, país del futuro. Los malvados dijeron que efectivamente era el país do futuro... y siempre lo sería, por su mala administración. Lula lo ha convertido en uno de los actores globales del presente.En parte, hay que reconocerlo, lo ha hecho sobre el trabajo previo del gobierno de Cardoso. Con todo, creo que no es del todo injusto decir que, a diferencia de Cardoso, carioca de nacimiento pero expresión de la élite paulista más afrancesada, que miró un poco por encima del hombro a sus vecinos latinoamericanos (salvo para promover los intereses brasileños en IIRSA), Lula ha cultivado más "horizontalmente" la región.Falta saber, todavía, cómo Brasil manejará su nueva riqueza petrolera y gasífera. ¿Vivirá una réplica de la "enfermedad holandesa" (cuando los descubrimientos del mar del Norte ahogaron la economía de Holanda), o seguirá el exitoso modelo de Noruega? En cualquier caso, Lula y el PT han entrado ya en la historia de Brasil.El sistema moderno de partidos brasileños procede en el fondo de Getulio Vargas. Desde la caída de Pedro II y el Imperio hasta Vargas, hubo la "República Velha", la república vieja. Getulio Vargas la reemplazó en 1930 con su Estado Novo, que duró hasta 1945. Al renunciar a la Presidencia, dejó, no uno, sino dos partidos, que están en el origen de muchas formaciones políticas brasileñas: el PSD, el partido de los "tenentistas", que agrupaba más bien a sus burócratas, y del que salió Juscelino Kubitschek; y el partido trabalhista, que agrupaba a su base más popular, del que surgió más tarde Jango Goulart. En 1956 Kubitschek reunió las dos formaciones cuando le propuso a Goulart que fuera su vicepresidente.El PT de Lula ha sido una creación igualmente ingeniosa: sindicalistas, ex guerrilleros, profesionales de clase media, teólogos de la liberación, entre muchos componentes. Pero no se le entendería sin su conexión profunda con Sao Paulo. De alguna manera, Lula es la expresión "alternativa" del "establecimiento" paulista.El Brasil moderno procede de Kubitschek, acaso el más grande Presidente latinoamericano de todos los tiempos, cuando ofreció, y casi cumplió, "hacer cincuenta años en cinco". Lula ha continuado la estela de Kubitschek, la de los presidentes "activistas". Ambos introdujeron en la política un talante radicalmente optimista, que conectó con esa voracidad del futuro de la historia brasileña.Lula deja un formidable modelo para los socialdemócratas latinoamericanos. Al mismo tiempo, sirve como un extraño imán para gente que viene de tradiciones originalmente distintas: en él pueden reconocerse apristas, ex marxistas, o cristianos progresistas.El Perú no es Brasil, que tiene 8 millones y medio de kilómetros cuadrados, contra nuestro millón doscientos ochenta y cinco mil kilómetros cuadrados, un quince por ciento de la extensión brasileña. Pero, a diferencia de las grandes extensiones que hacen del Brasil una potencia agrícola mundial, nuestro territorio se va para arriba, por lo que somos, o podemos ser, una potencia minera. Si lo "achatáramos" acaso sería del tamaño de Brasil. Por eso la discusión y el uso de esa "renta natural" es el tema crucial de nuestra economía desde tiempos coloniales. ¿Cómo la usamos? ¿Para despilfarrarla en el populismo, o para financiar, por qué no, un modelo socialdemócrata como el danés, que combina flexibilidad laboral con seguros de desempleo y, en general, un Estado del Bienestar? Acaso esta pregunta apunte a nuestro dilema de fondo. Un dilema en el que la experiencia de Lula sirve como un modelo enormemente inspirador.

Alfredo Barnechea y la idea del Centro Progresista - Perú Político - 2005

Hace algunos meses que el analista Alfredo Barnechea transita por los medios hablando de la necesidad de crear un centro progresista. ¿Qué se esconde detrás de esta etiqueta y cómo encajarla en la realidad política? Una aproximación.
El centro progresista es, según el propio Barnechea, la síntesis de derecha e izquierda:
En el Perú hay dos posiciones. Una de derecha, que considera que el mercado lo resuelve todo. (…) Hay otro lado, que es la izquierda, que no se ha reinventado todavía, sigue arcaica, que cree que el Estado lo resuelve todo. Ambas posiciones están equivocadas porque la solución está en un centro progresista, que es una posición que combine ambas cosas.
El discurso de derecha nos dicen que el crecimiento y la estabilidad fiscal van por encima de todas las cosas. Por ello pide mano dura cuando protestas populares ponen en riesgo inversiones mineras o cuando un paro amenaza con obstaculizar el crecimiento económico.
El discurso de izquierda, en cambio, se concentra en las desigualdades sociales y reclama un Estado que redistribuya de arriba para abajo. Cuando Javier Diez Canseco - figura emblemática de la izquierda peruana - exige que las grandes empresas paguen mayores impuestos o cuando se opone a las privatizaciones se basa en el modelo del Estado redistribuidor.
El centro progresista que Barnechea propone no está dispuesto a sacrificar la estabilidad fiscal a favor de un Estado derrochador. Sabe que para distribuir riqueza hay que crearla primero. En otros países, este camino medio (llamado también tercera vía) es representado por la socialdemocracia: Está el Partido Laborista de Tony Blair en Gran Bretaña o el Partido Socialista Obrero de España (PSOE) con Zapatero en España. Sin ir muy lejos, el Partido por la Democracia Social (PDS), liderado por Susana Villarán, maneja este concepto en el Perú.
Hablar de un centro progresista es, en todo caso, una etiqueta vendedora. Nos sugiere que la socialdemocracia hace progresar a un país.
Como es de esperarse, el reproche que Barnechea hace al saliente gobierno de Alejandro Toledo es no haber visto el problema de la redistribución:
Se podrá duplicar las exportaciones, hacer los ajustes que se quiera, pero no vamos a ser un país desarrollado por eso, porque ahí no están los problemas. Lo que está faltando son las reformas en la política y en la Constitución. Qué hacer con la justicia, con la educación, con la gente.
Aquí hay una idea interesante. Cuando el APRA y buena parte de la izquierda hablan de justicia social, se refiere principalmente a la redistribución económica. En las elecciones del 2002, el rostro de Alan García aparecía en afiches acompañado de frases como: Vamos a reducir las tarifas abusivas. Por otro lado, el APRA maneja también un discurso de derecha. García tiene al crecimiento chino como referente explícito y defiende la firma del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU.
Barnechea, en cambio, hace hincapié en reformas estructurales y las pone por encima de la mera redistribución económica. Pespectiva interesante en tanto se trata de liberar potenciales de crecimiento autónomos en vez de forjar clientelismos.
Debemos, pues, entender el concepto de redistribución en un sentido amplio. El acceso de todos a la justicia y a la educación son dos bienes fundamentales para construir igualdad. La tarea del próximo gobierno deberá centrarse, entonces, en la redistribución de derechos y oportunidades en vez de ofertar subsidios y rebajas. Bajo qué rótulo se presenten estas ideas es lo de menos.
Por Evaristo Pentierra
Entrevista de Zenaida Solís a Alfredo Barnechea: El Dilema del Centro. Publicado en Caretas N° 1892.

La recuperación del Estado centra el debate en las presidenciales de Perú - El País - 2011

La recuperación del Estado centra el debate en las presidenciales de Perú
El analista Alfredo Barnechea recorre la historia reciente de América Latina
FIETTA JARQUE - Madrid - 26/05/2011

Perú, un país que vive su gran momento económico, se enfrenta el 5 de junio a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con dos candidatos de antecedentes poco democráticos, que han polarizado el debate hasta sus extremos. Ayer se hacía pública una carta firmada por más de un centenar de escritores de ese país advirtiendo de los riesgos de un regreso del fujimorismo y pidiendo el voto para Ollanta Humala. La encabezaba el Nobel Mario Vargas Llosa, que esa misma tarde presentó en Madrid, junto a Carlos Solchaga, el libro Perú, país de metal de melancolía, del político y periodista peruano Alfredo Barnechea. Una memoria personal que abarca los últimos 40 años "de pasiones políticas" en América Latina: la revolución, el populismo, la democracia, la dictadura, el marxismo, la cultura.
Más de cien escritores peruanos rechazan la vuelta del fujimorismo
Pese a las señales de alarma ante las presidenciales, Barnechea no se siente sorprendido. "El Gobierno de Alan García, a diferencia del de Lula, no hizo ningún programa social importante", afirma. "Tanto García como la clase empresarial peruana, hermanados, creyeron que simplemente el crecimiento económico o el mercado iban a resolver todos los problemas. Una equivocación fundamental porque siempre se necesitan políticas públicas y de Estado. La mayoría de los peruanos ha votado por una demanda de Estado. Esta demanda quedó expresada en una promesa de redistribución, en el caso de Humala y en el caso de Keiko Fujimori, en una memoria de asistencialismo y de orden".
"Tanto Toledo como García presidieron un crecimiento económico, no por sus méritos, porque realmente lo que ha impulsado la economía peruana, como toda la de Sudamérica, ha sido la tracción de Asia, de China e India. Pero no hubo las políticas públicas que complementaran esa situación. Y eso es lo que le gente está reclamando".
Barnechea, que ha sido asesor del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington, regresó hace tres años a Lima con perspectivas y proyectos muy claros. En su libro, publicado por el Fondo de Cultura Económica, se muestra muy optimista respecto a Perú. "Creo que es uno de los países más dinámicos actualmente en América Latina. No solamente en sus cifras económicas, que alcanzan tasas chinas de crecimiento, sino por un gran dinamismo social interno", dice. "Estamos en una ventana de oportunidad única en la historia, en su dimensión interna y externa. La externa es que probablemente toda esta década esa tracción de Asia se va a mantener. La ventana de oportunidad interna es una población joven, que trabaja, que todavía no reclama pensiones, muy parecida a la de los países del sureste asiático cuando empezaron su desarrollo. El gran problema es evitar que se entorpezca ese proceso. Creo que las dos preguntas que los peruanos tienen que hacerse hoy son: ¿quién puede interrumpir ese proceso? Y, dados los antecedentes de los dos candidatos, ¿cómo nos protegemos si quieren quedarse en el poder y violar las reglas?".
Una de las ideas políticas que viene desarrollando Barnechea es la de un centro progresista. "Hay una batalla ideológica por el alma de América Latina. Y las dos ideas en boga son dos ideas equivocadas. Por un lado, la que viene del consenso de Washington y que cree que el mercado resuelve los problemas. O sea, más privatizaciones, menos regulación, menos Estado. Por el otro lado, está la respuesta, también equivocada, que podríamos llamar chavista. Que es: Gobiernos autoritarios que violan las constituciones, que redistribuyen sin crecimiento. Creo que el gran atractivo de la figura de Lula es que ha tratado de dar, y en parte ha dado, una propuesta alternativa y de transacción entre las dos posturas".
Una propuesta a la que Barnechea desea contribuir, implicándose como actor político. "Los grandes partidos en América Latina eran partidos-aparato, centralizados, jerarquizados. Los partidos del futuro en el mundo de Internet, que no tiene centro, deben ser partidos-red. Yo quiero ayudar a la creación de una gran corriente nueva. Un gran partido de centro-izquierda, socialdemócrata, un partido curiosamente de coalición, de asociación de redes".

Vargas Llosa presenta libro de Alfredo Barnechea - El Univresal - 2011

El premio Nobel se refirió al libro Perú, país de metal y de melancolía como una especie de discreto manifiesto a favor de lo que es la socialdemocracia

El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa presentó hoy en Madrid el nuevo libro del ensayista peruano y amigo suyo Alfredo Barnechea, "Perú, país de metal y de melancolía" , como "un canto de entusiasmo" a ese "ideal reformista intermedio detrás del cual estaría la socialdemocracia" .Barnechea, periodista y político, amigo del novelista desde muy joven, dijo que su libro es una forma de intentar "entender que pasó" con Vargas Llosa en lo político, en diferentes momentos "fundamentales" de su vida, en su evolución desde la izquierda radical hacia el liberalismo.A su turno, Vargas Losa destacó de Barnechea que es la única persona que conoce como "un socialdemócrata de nacimiento" .Aunque matizó el novelista que el caso de Barnechea no es el de los "muchos" socialdemócratas que él conoce, izquierdistas que pasaron a la derecha, o derechistas que luego fueron de izquierdas, y que al no sentirse cómodos "con semejante salto cualitativo" optan entonces por ser socialdemócratas, que es -dijo Vargas Llosa- "una forma de ser izquierdista y derechista a la vez" .Vargas Llosa, sin embargo, dijo que no cree que eso sea oportunismo, sino una "actitud sincera de buscar un término medio, consecuencia de la evolución en una sentido u otro del espectro político" ."Pero Barnechea fue socialdemócrata desde el principio" , reiteró el novelista y agregó que su libro es "una especie de discreto manifiesto a favor de lo que es la socialdemocracia" .Socialdemocracia es, dijo Vargas Llosa, "el camino hacia el progreso equidistante de los extremos; un camino que no acepta la revolución que propone frente a ella la reforma, pero recoge de la izquierda una emoción social, una preocupación ética de solidaridad hacia los pobres, y no cree en las soluciones que propone la izquierda radical tradicional para acabar con la pobreza" .Y volviendo a su amigo el ensayista Bernechea, aseguró Vargas Llosa que "quien defiende estas ideas de racionalidad, de armonía, de sensatez, escribe sobre un país donde eso es casi la negación de la negación de lo que somos: peruanos, latinoamericanos, somos radicales, no nos gustan las opciones a medio camino..." ."E incluso -añadió el novelista- cuando la racionalidad nos lleva a optar por sensatez o racionalidad, basta una circunstancia que nos excite o nos irrite para que el radical que llevamos dentro asome la cara" .En la presentación del libro en el Círculo de Bellas Artes participaron también el ex ministro español de Economía Carlos Solchaga y el escritor y periodista Juan Cruz, quienes comentaron diversos aspectos del libro de Barnechea.El ensayista peruano relata en su obra, que será presentada en breve en Perú, sus encuentros con personajes como Fidel Castro o los históricos políticos Víctor Raúl Haya de la Torre o Fernando Balaúnde Terry.